Descubre cómo el barismo me enseñó a observar, entender y aplicar el color en la fotografía gastronómica con más intención y autenticidad.
A veces basta con confiar. Confiar en que aquello que despierta tu curiosidad tiene un propósito más grande del que puedes comprender en este momento. Confiar en que puedes dejarte llevar por nuevos mundos y descubrir cuánto estabas ignorando… simplemente confiar.
Hace tan solo 79 días decidí asistir a una clase de barismo con la expectativa de aprender a preparar buenos cafés para disfrutar en casa con mi familia. Admito que no estaba tan apasionado al comenzar, pero el proceso de formación despertó en mí una curiosidad enorme. Cada clase, cada práctica, me llevó a querer saber más.
Y fue ahí donde comencé a notar algo genial: el café y la fotografía gastronómica comparten más de lo que imaginaba.
INTERIOR/EXTERIOR LIGHT - 100 MM MACRO
Uno de los primeros aprendizajes fue el valor de observar conscientemente. En el mundo del café, especialmente frente a una máquina de espresso, no se trata solo de seguir una receta. Hay que leer el momento, observar qué está pasando, reconocer los pequeños cambios y ajustar en consecuencia. Lo mismo ocurre al trabajar con la luz, la composición y, sobre todo, el color en una imagen.
En el café, no puedes aplicar la misma fórmula a todos los orígenes. Incluso cafés del mismo origen, pero con procesos distintos, reaccionan de forma diferente. Entonces, ¿por qué en fotografía buscamos atajos como copiar ajustes de color entre imágenes sin detenernos a observar lo que cada una necesita?
Cada fotografía tiene su propio lenguaje. Requiere que observemos lo que está pasando en escena y tomemos decisiones desde la intención, no desde la prisa. En la gestión del color pasa lo mismo que en el café: no se trata de usar la misma receta para todo. Se trata de entender cómo cada variable—la temperatura, la saturación, la luz—afecta el resultado final.
NATURAL MORNING LIGHT - 100 MM MACRO
Cuando tomamos tiempo para observar con detenimiento lo que necesita una imagen, no solo logramos un resultado más auténtico, sino que también agilizamos nuestro flujo de trabajo, porque dejamos de depender de soluciones genéricas. Editamos con conciencia, no con fórmulas vacías.
Uno de los consejos más valiosos que he recibido durante esta etapa de aprendizaje en café de especialidad ha sido: “concéntrate en una variable a la vez”. Aprende cómo afecta esa sola variable antes de pasar a la siguiente. Y eso, sin duda, es una lección que he llevado a mi trabajo como fotógrafo gastronómico.
COLOR GRADING VERSIONS - SAME SUBJECT/LOCATION
Estudiar una tonalidad, una paleta o un matiz a la vez, entender su efecto emocional en la imagen, es lo que nos permite desarrollar una relación más personal y auténtica con el color. Paso a paso, cultivamos un criterio más sólido y dejamos huella en cada imagen que creamos.
Vivimos en un mundo visual saturado. Y precisamente por eso, la autenticidad se ha vuelto un valor diferencial. Tanto en la taza como en la imagen final, lo que importa no es la rapidez, sino la intención. Observar, comprender y aplicar desde el propósito es lo que nos permite construir una estética con alma.
Quién me iba a decir que unas pocas clases de café me abriría los ojos a nuevas formas de ver la fotografía. Y que el color, como el café, también se revela mejor cuando se le da tiempo para hablar.